Hace algún tiempo, pude constatar que en realidad, somos parte de una gran cadena emocional. Cuando sentimos miedo ante lo desconocido, ante un nuevo reto que debemos enfrentar, con frecuencia nos sentimos desnudos y vulnerables e incapaces de afrontar el nuevo desafío.
En realidad, somos parte de una gran cadena, en la que ocupamos diferentes papeles, en los que en ocasiones nos enfundamos el papel de villano, en otras nos revelamos como auténticas víctimas. A menudo, estamos cómodos en los papeles asignados, sentirnos cómodos es un gran desafío donde todo dependerá en realidad de los que nos rodean y actúan como actores secundarios, casi siempre son ellos los que marcan el propósito en nuestra vida. Sigue leyendo