Carla Nascimento, la jugadora número 13

Carla Nascimento en posesión de balón. Fotografía de Carlos Rodrigues.

Carla Nascimento en posesión de balón. Fotografía de Carlos Rodrigues.

Carla es una bella mujer con un sonido envolvente en la voz, la escucho y me llega el aroma de esa tierra tan mágica y con sabor a fado. Le insto a que me cuente cómo y de qué manera decide convertirse en una jugadora de baloncesto, qué le movió un día a salir de su Santa Leocádia natal, en Tabuaço y llegar al sur de Portugal desde donde Carla comienza a imaginar la senda que le guiará a saltar de un lugar a otro en pos de un futuro que aún no se vislumbra.

-¿Por qué la jugadora número 13?

– Bueno, es la historia de mi vida, siempre era la mas pequeña que ascendía a jugar con el siguiente nivel y como llegaba la última pues me quedaba siempre con el 13. Después ya fue para mí como una señal de identidad: era la jugadora número 13.

Carla me cuenta que comienza con su carrera con 8 años, cuando se trasladan a vivir al sur, a Albufeira, juega con otras chicas y queda enganchada de un deporte que le permitirá no solo labrarse un camino profesional, sino convertirse en un modelo de vida, una forma de conectar, de sentir una conexión entre ella y lo demás.

Para mí el basket es más que un deporte, es una forma de vida además de mi trabajo, de ganarme el pan, representa el hilo conductor de todo lo importante que he hecho en mi vida, de todo lo que he conocido a través de él, realmente todo lo importante de mi vida ha sido a través y por el baloncesto.

– ¿Cómo se hace realmente para, un buen día, dejar todo lo conocido, lo que nos da calor y nos arropa, para no mirar atrás y andar en busca de algo que llamamos sueño, sortear cada una de las dificultades que salen a nuestro encuentro y no desfallecer hasta conseguirlo?

– Es una fase complicada porque es cierto: dejas mucho. Con 15 años me fui al C.A.R.  JAMOR en Lisboa, te encuentras sola, tienes que resolver tu día a día y como yo era la pequeña de cuatro hermanos todos chicos, fui la primera en salir de mi casa, mis padres lo pasaron mal, pero procuré mirar hacia delante, ser consciente que para llegar era indispensable una serie de sacrificios, de renuncias y limitaciones, que solo aquellos deportistas que han abandonado su zona de comodidad, entenderán de que estoy hablando.

Mirar adelante, se convirtió en un lema para mí. Veías como evolucionabas, lo que ibas aprendiendo, hacia la distancia menos abrumadora. Entrenaba toda la semana, jugaba y el viernes iba a mi casa, y a ratitos me llenaba de esos olores que en la distancia se minimizan, hablaba mucho con mi madre, le explicaba que, de algún modo, todo este sacrificio traería cosas buenas. Te apoyas en tus sensaciones, en los recuerdos que permiten recordarte para qué estas aquí.

Mi primer entrenador me decía siempre que si trabajaba bien en el baloncesto, eso me permitiría acceder a otras cosas, se abrirían otras puertas para mí, la universidad por ejemplo. Salir del Sur era abrir puertas al mundo, esto se convirtió en una motivación para mí, me permitía seguir luchando sabiendo que el sacrificio no sería inútil.

Le cuento a Carla que todo ésto es complicado para una adolescente que se encuentra lejos de la zona de confort, que todo, absolutamente todo pasa por uno mismo cuando no hay dónde compartir. Ella me explica, que tuvo la suerte de contar con una tutora, una mujer que nos sostenía, nos mantenía en la positividad, que estaba cerca y nos hacia visualizar ¿Donde quieres llegar?, y a partir de ahí se fijaban las metas, se dibujaba la motivación y …

Escucho a Carla , y me asomo a tanta madurez cuando aún no ha habido tiempo para crecer y me sorprende constatar cómo somos el resultado de nuestras motivaciones y de la fuerza que movilizamos para conseguir lo que una vez nos atrevimos a soñar.

La mirada hacia adelante y adentro, soy muy soñadora, muy positiva, pensé que estaba haciendo algo importante y diferente con mi vida y sí o sí iba a sacar algo bueno de este camino. ¿Cómo? Apoyándome en que sabía que estaba haciendo algo bueno, todo esto me llevaría a algún sitio.

Carla Nascimento: "suerte es cuando preparación y oportunidad se encuentran".

Carla Nascimento: «suerte es cuando preparación y oportunidad se encuentran».

 

– ¿Cómo son los apoyos que recibes?

– El primero viene de la mano de mi tutora, como te contaba siempre nos transmitía la visión positiva, el lado más saludable y asertivo del problema, yo la admiraba mucho, siempre estaba cerca, de algún modo es como una hermana mayor, un referente.

– ¿Y cómo lo hacia?

– Pues tenía la habilidad de sacarnos de la cotidianidad, te empujaba a seguir, a sentirte especial y a valorar lo que estábamos haciendo. Para mi se convirtió en real y hay una frase que lo define, «un deportista es lo que uno hace cuando nadie te ve«, para mi es 100% trabajo y más trabajo.

Sigo escuchando a Carla y me cuenta qué es para ella un equipo, un buen equipo. Lo imprescindible es que haya química, puro entendimiento, respeto por el trabajo colectivo, todos los egos limados para llevar al grupo a la cima de su potencial, todos somos necesarios y en realidad «ser tú mejor yo» indudablemente ayuda al grupo, saber cual es tu rol y desempeñarlo, eso es trabajo en equipo.

Vuelvo a conectar con esos apoyos que, como seres humanos, necesitamos para seguir adelante, las relaciones emocionales con los demás nos ayudan a vernos a nosotros mismos con claridad, a no victimizarnos a causa de la frustración.

Carla me habla de como clarifica su zona emocional

– Tengo pareja y ese año cuando estaba en Cáceres jugando con el Al-Qázeres en Liga 1, pasé una fase complicada e incluso pensé en dejar de jugar a baloncesto. Surgió la oportunidad de ir al CREF ¡Hola!, donde me «recuperé» anímica y físicamente, pasando de Liga Femenina 2 a Liga Femenina. Todo esto ha sido como un regalo, un premio a muchos sacrificios, a la distancia con mi pareja, a dejar de nuevo mi casa en pos de un gran sueño, todo ello te va perfilando como persona, aprendes que irte significa también darte cuenta de quien tienes junto a ti, te ayuda pensar que no estas sola, que tienes cerca alguien generoso que te motiva a seguir adelante, para mi ha sido una experiencia a muchos niveles, descubrir que, cuando amas, dejas que el otro corra detrás de sus metas aunque para ello dejemos una estela de soledad compartida.

El equipo CREF ¡HOLA! posando con sus trofeos.

El equipo CREF ¡HOLA! posando con sus trofeos.

Me pregunto que seriamos capaces de llevar a cabo sin esos «apoyos» como me gusta llamarlos, sin esa generosidad de algunos para cristalizar lo que llevamos dentro y el estímulo positivo de gente extraordinaria que no permiten que nos derrumbemos antes de caer exhaustos porque, al fin y al cabo, ¿no está preparada nuestra mente para recorrer esos caminos que unas veces son livianos, pero la mayor parte de ellos son como una gran montaña rusa plagada de ascensos imposibles?

Carla me comenta que es periodista, terminó su carrera en Lisboa, ahora se plantea su reincorporación al mundo laboral, esquivo y difícil, pero necesario. Es muy meritorio no solo estudiar una carrera sino además haber sido capaz de compaginarla con un mundo deportivo que, pese a todo, no consigue aunar y estabilizar ambos lados de una línea que debería converger más a menudo, deporte y estudio, ¿combinación perfecta o todo lo contrario?

Carla Nascimento luchando por la posesión del balón

Carla Nascimento luchando por la posesión del balón

 

Carla es otro brillante ejemplo de gente que convierte su vida en pasión, que lucha por crear un nuevo «mi mejor yo», válido y listo para su próximo reto, aunque como a ella misma le gusta decir, «suerte es cuando preparación y oportunidad se encuentran«.

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