De la Actitud a la Aptitud

Lo más complicado y difícil de nuestro día a día es el desafío de la vulnerabilidad. El resurgir de las cenizas y enderezar nuestra vida. A menudo nos encontramos desencantados después del esfuerzo, desalentados y con urgencia pensamos que no servimos para esto, que no podemos dar más, estirarnos hasta el infinito… olvidamos sin ser conscientes que dentro de nosotros existe alguien realmente mágico, poderoso y que con las palabras mágicas adecuadas … ale-hop! … transforma la actitud en aptitud.

Podríamos decir que la actitud, es lo que yo creo de algo, es la manera o forma en la que yo me relaciono con ese algo, de posicionarme, de estar frente a ello. Puedo estar cerca, lejos, con actitud atenta o distante, con interés o con absoluto desinterés. Esto por supuesto depende en gran medida de la manera en que yo estoy valorando algo y es esa valoración, la que realmente afecta a mi forma de relacionarme con ese algo. Si yo espero que las cosas sucedan de una determinada manera, actitud, y si suceden de forma diferente a como yo las imagine, las programe, estoy actuando con expectativas generadas por una falsa actitud, no percibo el abanico real de posibilidades que se presentan ante mi, me lío en lo que quiero que suceda y abandono la perspectiva de lo que con una actitud activa, podría suceder. Sigue leyendo