Podemos creer que la emoción que sentimos, en un determinado momento, es real, imparable y de difícil control, casi nos hace creer que somos eso: emoción. La emoción y por ende su colorido, está más en relación con lo que representa para nosotros desde casi que comenzamos a sentir, y a sentirnos identificados con eso que sentimos. Cuando sentimos miedo, ese colorido implica de alguna manera el miedo de mis antepasados, la emoción que en ese momento se creó en mi mente, algo que oi, algo que escuché queda registrado en una zona del cerebro, la amígdala.
Ese centro recoge toda emoción , la almacena y queda preparada esa información para ser actualizada en cualquier momento que aparezca en nuestra vida un impacto emocional, que tenga ese mismo colorido, si es miedo, ira , rabia, desilusión… cualquier emoción tiene su correspondencia en la zona cerebral de la amígdala, desde allí se actualiza dicha emoción de tal manera que a veces nos llegamos a creer que somos esa emoción, y actuamos con la limitación propia de creernos tan sólo una parte del gran complejo y colorido universo emocional. Sigue leyendo →